Street art, espacio temporal y rituales efímeros

by lenys lópez taborda
La ciudad y la cuestión urbana, ha sido abordada desde varios enfoques y estos ha cambiado a lo largo del tiempo, ha sido definida tanto en criterios de oposición de lo urbano a lo rural, geográficos – espaciales, históricos – territoriales, industriales. En tanto, el acercamiento que hare a la ciudad, me inclinare a pensarla, como un lugar que habitar y para ser imaginado(1), ya que “las ciudades se construyen con casas, parques, calles autopistas y señales de tránsito. Pero las ciudades se configuran también con imágenes”(2) , la ciudad que intento abordar se presenta como un lugar, donde nos encontramos con textos e imágenes dispersas por los recorridos, mensajes transmitidos por diversos soportes, un stock inagotable de imágenes, en el cual encontramos lenguajes visuales oficiales y no oficiales, en donde cada forma de comunicación tiene una intención especifica, lugar en el que se establece una comunicación con ciertos códigos, imágenes y estrategias, yuxtaponiéndose en un lugar varios espacios que podrían ser incompatibles, a lo que Foucault se refiere como heterotopía, uno de los ejemplos que él precisa para ilustrar esto, es el teatro como un heterotopía, donde en el rectángulo del escenario se suceden toda una serie de lugares incompatibles(3); este ejemplo sirve para ilustrar precisamente lo que sucede en la ciudad, espacios diferentes, ligados a cortes singulares de tiempo, que enlazan con las heterocronias, Foucault las precisa en la sociedad como heterotopías del tiempo. 

En relación a la ciudad, esta sería una heterotopía donde se presentan lugares específicos, como en el escaparate, el cartel, el afiche, intervenciones de arte urbano, lugares donde se establece comunicación y que hacen de la ciudad espacios imaginados. Convirtiéndose así, la ciudad, en un objeto de estudio para la investigación de lo social y para los estudios comunicacionales, en relación a la construcción de significaciones en lo urbano. 

Desde los estudios comunicacionales en torno a la ciudad, se han planteado varios lugares para pensarla; la ciudad como espacio de comunicación, poéticas y estéticas de la ciudad y la ciudad postmoderna. Aquí además de pensar la ciudad como un escenario dado a la comunicación, me propongo abordarla como una construcción, vinculada a procesos permanentes, simbólicos y de límites continuamente redefinibles. Conjuntamente implica el reconocimiento de procesos estratégicos de los sujetos, en tanto a las relaciones con los otros y con el espacio, a la toma de decisiones, a las interferencias, dándose así, varias posibilidades de sentido, que conllevan a efectos de dimensiones políticas y culturales. 

Estas estrategias, tienen que ver con la construcción simbólica de la ciudad, en relación al espacio, dado que el espacio que se percibe también es un constructo, donde un concepto esencial es el de visibilidad, ya que políticamente, la ciudad es un lugar de aparición, tomo aquí el concepto de esfera pública de Hannah Arent, lo público, es lo que es propio del mundo común a todos, lo que es público puede ser visto y oído por todos, la huella humana se inscribe en la esfera pública, en una realidad que”...radica en la simultanea presencia de innumerables perspectivas y aspectos en los que se presenta el mundo común...”, la idea de múltiples perspectivas, implica pluralismo, encuentro, y ofrece la posibilidad de pensar en la ciudad, huellas del discurso y la acción de los sujetos, así como la presencia de formas de comunicación y construcción a partir de nuevas posibilidades de visibilidad y de invisibilidad en el espacio urbano. 

Dentro de estas posibilidades de visibilidad y de invisibilidad, de encuentro y de intercambio, juega un papel importante el uso de lo estético en el espacio público, “a finales del siglo XX se asiste a una nueva etapa del desarrollo de todo lo referente a la estética urbana y la aparición de nuevos agentes sociales: como puede ser el escritor de graffiti, el artista de calle o el activista contracultural”(4), los cuales intervienen física y simbólicamente en la configuración de la ciudad, desde un enfoque no programado por la administración pública, siendo un reflejo de la pluralidad de visiones en la construcción de los imaginarios urbanos. 

Convirtiéndose así, este tipo de estrategias en el espacio urbano, en un contrapunto a las estructuras formales de control, a la publicidad comercial y a la agresividad con que ataca a los consumidores, en donde incesantemente se encuentran interpelados, y que implica un constante proceso de desciframiento y reconocimiento, un sobredimensionamiento de sentido ante la superabundancia de acontecimientos(5) que encontramos en los recorridos de la ciudad. En donde la lógica del cambio, de la indeterminación, del desplazamiento que caracteriza a la figuración de lo urbano, formar parte de las prácticas artísticas que toman este contexto, en el cual se da la posibilidad de transmitir experiencias, en un espacio temporal, que responden a preocupaciones que fundan conductas estéticas, más que por obras(6), siendo así el cuerpo del artista urbano y estas conductas estéticas, rituales efímeros dentro del contexto de la ciudad. Este tipo de prácticas, que se desarrollan en contexto real, como es el street art, proponen invadir el espacio cotidiano, redefiniendo las relaciones con el espacio a través de las imágenes, de una cierta interferencia en los recorridos e itinerarios de la colectividad, donde la obra estalla “en sus componentes, el material... la actitud artística, el cuerpo del artista, el medio de existencia, las condiciones sociales de recepción...”(7), y que se cimienta en la movilización y circulación de imágenes y del cuerpo del artista; “desplazarse por la ciudad es entonces una de las apuestas del artista moderno”(8)

Lo cual refleja la influencia de los situacionistas, la deambulación urbana, el ir a la deriva, como señala Ardenne en relación al arte contextual, al arte que se desarrolla en contexto real, y que implica acción; señala que plantea “un espacio por descubrir.. la doble disposición de la aventura y la indecisión, que cual anima a numerosas deambulaciones del artista por la ciudad...”, así, el concepto de situación construida y psicogeografía desarrollados por Guy Debord, la invitación a la apropiación del espacio urbano en vinculación a una práctica activa, son ideas que se extienden actualmente, en las diferentes maneras que el street art, entiende y genera situaciones temporales, de intervención en lo urbano, con el fin de cambiar la estética del paisaje callejero. 

Transformaciones, que se dan en un espacio donde convergen una gran cantidad de personas, donde se desarrolla y se vive el sentido de lo público, lugar de la diversidad y del encuentro, lugar de consumo de signos, que se configura como un vasto espacio narrativo, lugar y medio para el arte. Llegando a producirse ocupaciones temporales donde se desarrollan modos de relaciones particulares y no convencionales, acercándose así la ciudad contemporánea, al término de post-it city, “el espacio público es, aun antes que un ámbito codificado, un conjunto de comportamientos que cristalizan en un lugar...”(9). Giovanni, La Varra; a través de la idea de post-it city, hace referencia una nueva red de espacios que son utilizados colectivamente, de una forma cambiante, ocasional, mudable, los cuales son espacios residuales que se activan por la presencia simultánea, donde se desarrollan proyectos colectivos, no institucionalizados; “la ciudad contemporánea está ocupada temporalmente por comportamientos que no dejan rastros – como tampoco los dejan los post-it en los libros- que aparecen y desaparecen de modo recurrente..”(10). Dentro de esta definición de La Varra, las intervenciones en contexto urbano, serian este texto que circula por la ciudad, adaptaciones rápidas y ligeras, estableciendo vínculos con los lugares ocupados, para luego desaparecer y ocupar nuevos territorios. 

(1) García Canclini Néstor, imaginarios urbanos. Eudeba editorial, buenos aires, 1999
(2) Ibíd.
(3) Foucault Michael, Utopías y heterotopías. Traducción de conferencias radiofónicas de 1966, en France-Culture, en el marco de una serie de emisiones dedicadas a la relación entre utopía y literatura. Traducción Rodrigo García. Revista Fractal.
(4) Figueroa-Saavedra, Fernando. Estética popular y espacio urbano: el papel del graffiti, la grafica y las intervenciones de calle en la configuración de la personalidad del barrio. Revista de dialectología y tradiciones populares, 2007, enero – julio, vol. LXII, n. 1, pág. 111-144
(5) Augé, Marc, Los no lugares, espacios del anonimato, una antropología de la sobremodernidad, 2008, Editorial Gedisa, Barcelona
(6) Michaud, Ives. El arte en estado gaseoso, ensayo sobre el triunfo de la estética, Bouhellec Guyomar – México, 2007, Fondo de cultura económica
(7) Ibíd.
(8) Ardenne, Paul. Un arte contextual, creación artística en medio urbano, en situación, de intervención, de participación, 2002,cendeac, Murcia
(9) La Varra, Giovanni. Post-it city, el último espacio público de la ciudad contemporánea (www.ciutatsocasionals.net/textos/textosprincipalcast/lavarracataleg.htm)
(10) Ibíd.

Rasgos marcadores y territorio

FINALFRONTIER DESIGN
Para entender un poco la operatoria, a través de la cual el medio urbano se transforma en un medio expresivo y con un carácter intersubjetivo para los sujetos, pienso que resulta pertinente revisar lo planteado por Kevin Lynch(1), el cual establece una descripción    del modo como el ciudadano articula una relación con la ciudad en correspondencia a los elementos que actúan como significadores, en el sentido de cómo los sujetos llegan a significar ciertos signos o figuraciones al recorrer la ciudad, Lynch esboza que dentro de la urbe, se presentan ciertos “rasgos marcadores”, con esto trata de referirse a signos que pueden ser descifrados y reconocidos por la gente en los diversos medios expresivos dispuestos en el espacio urbano, y que establecen una mediación entre lo particular y lo general, entre lo micro y lo macro, el orden y la arbitrariedad.

Discerniendo en esta idea de “rasgos marcadores” de la ciudad, constituirían todos aquellos signos relacionados con el uso de los suelos, transporte, actividades, formas arquitectónicas, elementos de publicidad y dentro de este abanico de rasgos marcadores, el arte en el contexto urbano también se ha configurado como un signo significante dentro de la ciudad, estableciendo huellas, marcas en el mobiliario y en las estructuras espaciales, creando territorios dentro de la ciudad capaces de producir intersubjetividades que construyen referentes culturales transcendentes dentro de la vivencia cotidiana, donde se articula un argumento, y que en el caso de un arte desarrollado en contexto urbano que involucra referentes sociales y políticas, podría llegar a encarnar un significado colectivo compartido.

A través del acercamiento a la teoría de la imagen urbana, de Lynch y recurriendo a la semiología del espacio urbano, pienso se abren ciertos espacios para pensar y entender el rol de los nuevos signos y funciones urbanas, dentro de estas el arte urbano, como un modo de intervención y de comunicación visual que puede llegar a transformar las imágenes urbanas rutinarias en experiencias espaciales y estéticas. Entendiendo que dentro de la organización instituida en la ciudad, por el diseño urbano que aspira a regular las formas de usos y de entender el espacio, surgen en la megalópolis contemporánea estos nuevos signos urbanos que derivan de prácticas artísticas en las que ocurre “un cruce de las propiedades del espacio y el tiempo... practicas time – especific , como respuesta al arte site – especific, y por la introducción en la composición de las obras, de figuras tomadas del desplazamiento espacial”(2), y que actúan en el caso del arte urbano, y podría decirse que puntualmente en el sticker, como un organismo viviente, con una gran capacidad de mutación y de conectarse con la ciudad, generándose un movimiento continuo, un constante trafico de signos no oficiales, en el recorrido de la urbe.

Esta    tendencia    al desplazamiento espacial, a la    errancia,    apunta Bourriaud, guarda relación con la definición de la modernidad    baudeleriana ajustado a lo urbano en la ciudad contemporánea, el artista retoma la figura del flâneur,    adaptándose    al movimiento, a lo fugitivo y a lo infinito, estableciendo un vínculo significativo entre el individuo, la colectividad y el espacio.

Representando así, “...la errancia una interrogación política de la ciudad, es escritura en marcha y critica de lo urbano...fundamenta la estética del desplazamiento” (3), esto de escritura en marcha a lo que hace alusión Bourriaud, pienso que es una frase que contribuye a ilustrar eficazmente, el potencial de establecer diálogos que conlleva la estética del desplazamiento, tan presente en las practicas contemporáneas, en busca de explorar territorios más fértiles, como es la ciudad, donde la obra se expande, adquiere nuevas propiedades. 

Siendo capaz de conectarse con el espacio y con los diferentes relatos, y a la vez sobre escribir en estos, generándose cartografías alternativas y temporales, que se ajustan al ritmo que impone el mundo contemporáneo, estimulado por una mezcla de influencias y de cambios rápidos, en el que constantemente se abren nuevos diálogos, a este potencial que conlleva está estética del    desplazamiento, Bourriaud la designa como radicantidad; en donde la experiencia del espacio va tejiendo un entramado, una densa red, en la cual el espacio contemporáneo se deja ver “...como una extensión de cuatro dimensiones, en la que el tiempo es una coordenada del espacio...”, tomando figuras, formas y métodos del viaje, y asumiendo algunas veces el rol de un antropólogo, un arqueólogo, un etnógrafo o un explorador, abordando la ciudad no solo desde una intención estética, sino también desde una investigación social, como un espacio de aparición, de intercambio, con una dinámica desbordantemente veloz, como un lugar que puede generar muchas sorpresas y nutrir de forma sorprendente las prácticas artísticas, tomando en consideración que “...las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; pero también son lugares de trueque..”(4)

Estableciéndose un intercambio, un trueque entre lo físico y lo simbólico de la ciudad, transformándose así, en un escenario de un efecto imaginado, ya que cada ciudad tiene su propia estilística, dentro de la cual se produce una relación, en la que lo físico genera efectos en lo simbólico y viceversa, alterándose constantemente sus representaciones, relatos, modificando la concepción del espacio y generando reacciones diversas; en donde también las expresiones presentes en la urbe, los espacios de ficción construidos a partir de la correlación entre físico y los simbólico, contribuyen a la construcción de una mentalidad urbana, generando afectos en la percepción de las calles y del entorno cotidiano, en la que interviene el ritmo, el tiempo, la construcción de un espacio simulado, publicidad, avisos callejeros, vallas y el arte urbano entre estos, empiezan a constituirse en elementos a partir de los cuales los sujetos que atraviesan el espacio, producen imaginarios y puntos de referencias del espacio.

(1) Lynch Kevin, la imagen de la ciudad, editorial Gustavo Gili, 1 edición, 1998, Barcelona
(2) BourriaudNicolás,radicante.AdrianaHidalgoeditoraS.A.(trad.)MichéleGuillemont,Buenos Aires, Córdoba, 2009
(3)  Ibíd.
(4)  Calvino Italo, Las ciudades invisibles, editorial Siruela, primera edición, Madrid, 1998


Espacio urbano: superabundancia de acontecimientos y rasgos marcadores.

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En el discurso contemporáneo en relación a la ciudad, el espacio constituye un aspecto de continua reflexión, y a partir del cual Auge, propone una segunda figura del exceso, después del tiempo. Partiendo de la superabundancia espacial como efecto de lo universos ficticios que se generan a partir de una información con imágenes, universos simbólicos y de sentido, producidos en torno a un conjunto de códigos instaurados, y que constituyen claves para establecer límites, instrucciones, ordenes, usos y funciones; convirtiéndose la experiencia de la organización del espacio, en la superabundancia del acontecimiento del presente(1), aquí Auge plantea una concepción del espacio, en la que toma en consideración la proliferación de referencias imaginadas e imaginarias, la espectacular aceleración de los medios de transporte, lo cual conduce a modificaciones físicas considerables y propicia la existencia de los no lugares, “instalaciones necesarias para la circulación acelerada de personas y bienes”(2), siendo así el espacio terrestre parte de un proyecto que responde a ciertas pautas, y dentro de esta superabundancia espacial, se establece un lugar, donde se piensan nuevas posibilidades de crear extensiones y conexiones dentro del territorio, recurriendo para ello a nociones de diseño y de urbanismo, generándose la superabundancia de acontecimientos, de lo cual da fe la ciudad contemporánea, en la que encontramos una multitud de hechos físicos programados, así como espontáneos o accidentales, tendiendo estos últimos a establecer un recorrido receptivo de los espacios distinto al cotidiano, haciéndose vigente expresiones tales como desplazamiento, territorios, lugares y en oposición a esté, el de no lugares.
 
Tales expresiones ayudan a establecer ejes de sentido, dentro de la fragmentación del espacio que plantea la ciudad contemporánea, en donde “la unidad del espacio terrestre se vuelve pensable”(3), donde los espacios son diseñados en relación a su función y a las dinámicas de circulación que puedan generar, haciéndose necesario así, la producción individual de sentido, para hacer frente a estos lugares fríos, que funda la sobremodernidad planteada por Auge, lugares de tránsito en donde los sujetos entran y salen.
 
Con producción individual de sentido, me refiero a la forma en que los sujetos recomponen los lugares, tomando en consideración que cada ciudad posee una forma estética externa, que es reconocida en las formas arquitectónicas presentes, y que dentro de esta formación del espacio, basada en la ecuanimidad del material, se mezclan en la práctica, de la configuración del ámbito urbano una yuxtaposición de métodos para satisfacer las necesidades de los sujetos(4), siendo el trazado geométrico artificial con el cual es estructurado el espacio de la ciudad, en base a planeamientos urbanísticos que plantean la formulación de elementos ideales según las leyes de la materia, modificados por actuaciones espontaneas o también programadas por agentes privados, generándose un conglomerado de elementos en busca de posibilidades de visibilidad a través del aprovechamiento excesivo del espacio. 

Así, se podría considerar como contrapunto a los procedimientos de información, comunicación y de publicidad que usan como soporte el espacio urbano y que llevan como premisa el aprovechamiento del espacio, la proliferación de un tipo de investigación artística desarrollada en contexto urbano y que surge en forma critica a la compleja serie de procesos de un mundo desbocado, un mundo globalizado, donde se transmiten rutinariamente información e imágenes, y que presionan lateralmente, creando nuevas zonas económicas y culturales(5), emergiendo así un modo de reflexión artística que nace a partir de establecer una crítica a los procesos de globalización y que usa los mismos medios que estos emplean, como si de cierta forma la enfermedad podría ser también la cura; generando arte urbano, que usa como soporte los elementos materiales de la ciudad un juego, de alguna forma estratégico cargado con una intención estética, y que entiende el espacio como una estructura de uso colectivo y medio de expresión público, en busca de generar experiencias espaciales capaces de reactivar, de crear huellas visuales en el espacio, aquí me refiero a intervenciones que de cierta manera podrían generar modos específicos de actuación y reacción al momento de usar y transitar los espacios urbanos por los sujetos.

(1) Augé Marc, Los no lugares, espacios del anonimato, una antropología de la sobremodernidad, 2008, Editorial Gedisa, Barcelona. 
(2) Ibíd. 
(3) Ibíd. 
(4) La arquitectura de la gran ciudad. Ludwig Hilberseimer. Editorial Gustavo Gili. S.A., Barcelona, 2 edición 1999 
(5) Giddens Anthony, Un mundo desbocado, los efectos de la globalización en nuestras vidas, Taurus, 2003, quinta edición


Lo urbano, lugar donde se establece un dialogo...

JR. Rio de Janeiro
Al hablar de lo urbano, de la ciudad, se produce un flash que me lleva a pensar inminentemente en el espacio público, en lo público como lugar, dentro de los estudios culturales urbanos que he podido revisar se plantea un término común, el de imaginarios urbanos, como un modo de aproximarnos a la comprensión del espacio público,este término posee cierta capacidad proyectiva que me ha cautivado, y que para el fin concierne, fundamentar artísticas realizadas en el contexto urbano, me facilita visualizar la ciudad como un escenario plural, comunicacional y descubrir posibles sistemas de construcción para la mirada de la ciudad desde una intención estética. En esta tarea, me he topado con la metáfora de cartografías urbanas, de la cual florecen una serie de términos, como itinerarios, recorridos, espacio narrativo, relatos; uno de los textos que me ha permitido acercarme a la experiencia que proponen prácticas artísticas, como el arte urbano, ha sido “la invención de lo cotidiano, aquí, De Certeau aborda a los practicantes ordinarios de la ciudad, las tácticas que estos emplean para poder circular, “procedimientos multiformes, resistentes, astutos...”(1), reivindicando así, los itinerarios, todo esto con la voluntad de construir una teoría de las practicas cotidianas, situándose desde la perspectiva de los sujetos, con el objeto de observar las formas de fuga que formulan estos actores.

Estas fugas, son prácticas que de alguna manera dejan marcas en el sistema, De Certeau, engloba estas prácticas en la figura del consumo, de donde surgen toda una serie de acciones anónimas y múltiples, en un tentativa por iluminar los modos en que los sujetos hallan grietas donde operar, puntualizando más que en los sujetos, en las operaciones que estos efectúan, siendo uno de los aportes fructíferos y que puede ser trasladado, a la reflexión de las prácticas artísticas desarrolladas en el contexto urbano, el de tácticas y estrategias. Concibiendo De Certeau, a las estrategias como formas que organizan el espacio y el tiempo cotidiano y las tácticas a la inversa, como una práctica de desvió, practicas fugaces que aprovechan el tiempo y las fisuras del sistema y que dependen de la astucia. Estos modos de empleo a las que De Certeau denomina “maneras de hacer”, fundan un espacio de juego, donde el desplazamiento marca la pauta de las dinámicas resultantes, generando movimientos diferentes, trayectos que se dibujan dentro de la ciudad, y que establecen un relato dentro de las tramas sociales, pienso aquí en las astucias, a los comportamientos irregulares que pone en práctica el sujeto común, así como el artista que interviene en el contexto urbano, para poder circular por la ciudad, estas tácticas generan relatos del territorio, de zonas especificas, relatos de circunstancias, dinámicas, patrones, rutinas de usos de ciertos espacios, pautas o trucos de cómo entrar y salir de ellos.

Aquí me refiero a la ciudad vivida, la cual a partir de las normas y textos proyectados por las estrategias de ordenamiento que implementan los arquitectos y urbanistas, se funda paralelamente otro tipo de ciudad creada por los sujetos que la habitan, jugando y produciendo trayectos múltiples y heterogéneos, alterando desde allí la cartografía urbana. Con respecto a las estrategias programadas desde el poder, como lo plantea De Certeau, su punto de focalización apunta sobre las operaciones, la organización y usos de los espacios, las apropiaciones y desvíos que se generan dentro de los límites de los dispositivos, dentro de estas operaciones se produce cultura, una cultura en plural, la cual supone tres dimensiones; la oralidad, la operatividad y lo ordinario(2), planteando lo oral en el espacio de lo comunitario, del intercambio social cotidiano; la operatividad la cual se conceptúa en base a las operaciones de los sujetos, lo cual implica un gesto estético y ético; lo ordinario que refiere al consumo que se comete en la vida cotidiana de modos casi invisibles.




(1)De Certeau Michel, La invención de lo cotidiano, 1 las artes de hacer. Traducción de Alejandro Pescador, Universidad Iberoamericana, Instituto tecnológico y de estudios superiores de Occidente, 2000, México D.F. 
(2) De Certeau Michel, La cultura en plural, (trad.) Paredes Rogelio. Nueva Visión, 1 edición, Argentina


La ciudad como espacios imaginados

by lenys lópez taborda
La ciudad, ha sido frecuentemente abordada desde la perspectiva sociológica, como un lugar en donde la industrialización ha representado el agente dinámico para su desarrollo y expansión, ubicando así, a la ciudad como un lugar de alta concentración de la interacción social(1), dicha interacción ha dado paso a un otro modelo de relaciones, asentado en la trama de comunicacional que se genera en lo urbano, que según la presunción de García Canclini, pasa a constituir el agente ahora dinámico en la ciudad contemporánea, que produce las grandes modificaciones en la geografía de la ciudad. Es decir, la ciudad constituye un espacio comunicacional dinámico, que esta intrínsecamente ligado a la noción de visibilidad y experiencia, este dinamismo a permitido entreverlo como un territorio fértil para la experimentación artística, insertándose así, el arte en un circuito público que le ha permitido expandir su audiencia.

Pero como podemos entender este territorio, existen un conjunto de aproximaciones en torno a establecer una posible definición de la ciudad; la histórico – territorial, la ciudad industrial y la ciudad informacional o comunicacional, es un poco complicado, ya que cada uno de estos enfoques dejan cosas fuera, entonces creo que sería fallido tomar una dirección puntual, hacia algunos de los enfoques establecidos, me inclinare a abordarla como un espacio de coexistencia, en donde se vive “...la tensión entre distintas tradiciones que todavía no se van; tradiciones barriales, de forma de organización y estilos de comunicación urbana..."(2), un espacio multitemporal donde se produce una interacción de actividades y culturas dispersas, en el que la velocidad y las estrategias adquieren un papel determinante en el engranaje de sistemas sobre los que funciona la ciudad.

Para establecer qué tipo de actores o sujetos, emergen en este panorama que se ha esbozado de la ciudad contemporánea, García Canclini se inclina a pensar en individuos híbridos, los cuales aprovechan varios reportorios, y por lo tanto ampliándose las posibilidades de dichos sujetos de participar en escenarios distintos, que no siempre son compatibles, a raíz de esta idea de individuos híbridos, pienso se podría trazar una línea de correspondencia con las prácticas artísticas y culturales, es decir, la urbe contemporánea exige de los individuos que la habitan nuevas competencias y estas a su vez, demandan nuevas prácticas evidentemente contagiadas de este carácter hibrido que poseen estos nuevos actores, practicas en las que se esbozan tres elementos principales estructuras urbanas, sujetos y experiencia, dentro de una ciudad videoclip, en la cual coexisten a un ritmo acelerado un montaje de culturas diferentes, lo que genera múltiples imaginarios urbanos, los cuales nutren fértilmente las posibilidades de experimentación artística en el espacio urbano.

A partir de la experiencia física de la ciudad, de la velocidad, del viaje puntualmente a través la urbe, construimos suposiciones de lo que vemos, imaginamos mientras viajamos, este imaginario surge de una interacción real, el cual tiene una cuota de evasión y fugacidad; así García Canclini plantea pensar la ciudad, como un lugar para habitar y para ser imaginado, cargándose de fantasías heterogéneas, “...la urbe programada para funcionar, diseñada en cuadricula, se desborda y se multiplica en ficciones individuales y colectivas..."(3).

Este enfoque me parece sumamente fértil al momento de abordar la ciudad desde la práctica artística, abre vías posibles sobre como interferir eficazmente en este territorio, pone sobre la mesa un punto que pienso es certero, el hecho de que la ciudad también se configura con imágenes, y estas, conllevan a relaciones imaginarias que se producen a partir de las estructuras urbanas físicas, de las que tomamos escenas o instantes, operaciones de fragmentación que elaboramos al andar, elaborando así, mitos, suposiciones, interpretaciones sobre las cuales se arman versiones de lo real.

En este sentido son las imágenes, el imaginario que genera el espacio, a través de las prácticas estéticas presentes en él, los que modulan la capacidad de explicar el espacio, no a la inversa, aquí el arte en el contexto urbano tiene la tarea de reconquistar el sentido de los lugares y construir de alguna forma conexiones que nutran las interpretaciones del imaginario urbano entre el lugar y los sujetos, ya que “...solo los lugares poetizados son habitables..."(4)


(1)Mela Antonio, “ciudad, comunicación y formas de racionalidad”, artículo publicado en la revista Dialogo N# 23 (www.dialogosfelafacs.net/dialogos_epca/.../23-02antoniomela.pdf)
(2)García Canclini Néstor, Imaginarios Urbanos, Euseba Editorial de Buenos Aires, 1999
(3)Ibíd. 
(4)Pardo José Luis, A cualquier cosa llaman arte.
Ensayo sobre la falta de lugares, de Habitantes de Babel, 
Políticas y poéticas de la diferencia, Laertes, S.A. de ediciones, Barcelona, 2000

La ciudad, espacio en constante construcción


“Lo cotidiano se inventa con mil maneras de cazar furtivamente” 
 (Michel De Certeau. La invención de lo cotidiano, artes de hacer)

  
by lenys lópez taborda
Al viajar a través de la ciudad, sea cual sea está, encontramos dentro de ella, formas de organización, de percepción y de poder que se configuran y se establecen en vinculación a procesos sociales e históricos, a partir de los cuales se han generado estructuras urbanas, que se fundamentan en la experiencia y muchas veces ligadas a una intención estética, en busca de engendrar una experiencia de habitar, de interacción e intercambio de mensajes dentro del entorno urbano, que de alguna forma funda una tensión entre realización y expresividad, a partir de esta problemática urbana, se podría pensar las sociedades urbanas como lenguajes; como señala Mela(1), pensar en la ciudad como un lugar donde ocurren tanto fenómenos físicos como expresivos, que establecen un modo de ocupar el espacio1, creándose una tensión con la racionalización, en relación a la constitución del orden dentro de un territorio urbano, a la crisis y surgimiento de la ciudad, al aumento de códigos comunicacionales, este es un aspecto importante dentro de la reflexión sobre lo urbano, y como se está construyendo esté. 

En un principio, la ciudad es un lugar de visibilidad que se funda en la comunicación y la experiencia, en donde la presencia que hace lo estético en la urbe, puede de alguna forma aproximarnos a la dimensión cultural y social de las ciudades, a pesar de que estas se encuentran en constante mutación, se podría hacer un acercamiento a las nociones, tácticas y estrategias a partir de las cuales se generan practicas que se instalan en lo urbano, y que rozan los límites del arte y política. Me refiero a estos límites, ya que la ciudad se ha convertido en un espacio donde se abren paso narraciones, relatos, en donde se establecen formas de decir, a lo que De Certeau llama “maneras de hacer”, la cual tomo como una posibilidad para contar las practicas que se configuran en la ciudad, a partir de un lenguaje visual no oficial y el conjunto de percepciones, sensaciones y afecciones que fundadas intrínsecamente en la experiencia, modifican las formas de orden instituidas desde la racionalidad para la ciudad, así como acercarme un poco a la reflexión de cómo estas prácticas abordan la ciudad, derivando esto en aproximaciones sobre cómo se construye la ciudad contemporánea?, tomando en consideración reflexiones provenientes de diversas vertientes. 

Con la pretensión de abordar determinadas prácticas realizadas en el contexto urbano, en las que de alguna forma se re-acomoda o se modifica este contexto, desde un posicionamiento que se funda en el hecho de abrir nuevos sentidos que se revelen contra lo establecido, como una forma de inventar caminos en la ciudad, y afectar el tiempo y el espacio, provocando dentro de la experiencia del habitar y el andar momentos o instantes que se podrían considerar poéticos, y que producen cierto extrañamiento, cierto despertar dentro de la cotidianidad, propongo un ejercicio de pensamiento, fundada en una forma de intersticio social, como lo propone Bourriaud, que se nutre en este caso de las circunstancias físicas que ofrece la ciudad, y se presenta como una experiencia que debe ser vivida, generando así un tipo de vínculos entre el transeúnte y el espacio. Y que además, conlleva abrirnos a la reflexión de que es la ciudad?, como se construyen los imaginarios urbanos?, sobre lo instituido y lo instituyente en la cultura urbana y en el patrimonio.

Pienso que para emprender un acercamiento a las prácticas artísticas que se desarrollan en el contexto urbano, el punto de partida inicial se encuentra en revisar algunas nociones antropológicas, sociológicas y filosóficas en relación al contexto urbano, un territorio que ha pasado a convertirse en el tablero de operaciones construido o proyectado discursivamente desde las estrategias del poder(2), como señala Carrillo, el espacio pasa a ser una construcción generada a partir de la acción, interacción y competición entre distintos agentes, estos agentes podríamos plantearlos desde dos nociones que he señalado anteriormente; lo instituido y lo instituyente, vinculando la noción de lo instituido al patrimonio visible, tangible de la ciudad y la noción de instituyente a lo creativo que se apoya en algo instituido a partir de lo cual se puede imaginar, fundándose en la reinterpretación, reelaboración del patrimonio visual en función de lo actual(3), tomando en cuenta que lo actual es un momento de transición. 

En cuanto a las diversas contribuciones que he encontrado en relación a la ciudad, estas han abierto algunos caminos para afrontar este territorio desde la práctica artística, que me han permitido vislumbrar el conjunto de consideraciones, posibilidades y riesgos que ofrece el contexto urbano. Podría establecer como aspecto inicial la posibilidad de visibilidad que da la ciudad, que de alguna forma se encuentra vinculada a la de actualidad, y que conlleva lo que había indicado arriba sobre la transición, lo que hace que constantemente se esté re-acomodando, modificando la ciudad en estrecha relación a las formas de vida y usos del espacio; lo cual constituye una forma de hacer política, refiriéndome puntualmente a las practicas estéticas que intentan crear una pequeño disturbio, o una pequeña zona de resistencia dentro la megalópolis que es la ciudad contemporánea, en un afán de inventar caminos, cambiar los recorridos y establecer puntos de referencias dentro de la ciudad con una intención estética, dando lugar a desbordar de una forma temporal el orden y legalidades instituidos para la racionalidad de la ciudad, pienso que la sensación que se genera, es la un cierto extrañamiento o sorpresa en los recorridos, que implica el encuentro a lo particular de ciertas historias o luchas, lo cual intrínsecamente se encuentra ligado a la formulación de experiencias políticas en el marco de experiencias estéticas dentro de la cotidianidad. 

Otro enfoque que me parece relevante es el de la ciudad como generadora de formas de comunicación específicas, y consustancialmente de sociabilización, a partir de las muchas representaciones e imágenes presentes, definiéndose así como un conjunto complejo de interrelaciones entre el espacio, acciones y actores; en donde el rol del contexto espacio – temporal podría ser comparado con la de un escenario teatral, como señala Mela, semejante al escenario, los elementos son analizados en base a su simbolismo y a partir de esta característica son tomados como términos de referencia de la acción(4). 

Y así, la ciudad con una gran capacidad de establecer vínculos comunicativos, en la cual emerge un espacio de sociabilización, se implicaría igualmente en el proceso de construcción de sujetos, a través de las percepciones que la ciudad alimenta, y en la forma como se construye el imaginario urbano colectivamente, se podría decir que los sujetos sociales circunscriben la lectura que dan a la ciudad, como un importante referente de su experiencia existencial, negociando percepciones y vivencias en el habitar cotidiano. 

Produciéndose una modificación de la mirada, lo que Raciere define como micro-situaciones, en donde la re-disposición de los objetos y de las imágenes que forman el mundo común ya dado, tienden a modificar nuestras actitud con respecto al entorno colectivo, y de alguna forma contribuyen a formular un imaginario urbano que está en constante transición. 

Esta re-disposición de los lugares, parte de un juego de visibilidad, que podría constituirse como una forma de ocupar un lugar, ya que plantea la redistribución material y simbólica de relaciones entre cuerpos, imágenes, espacios y tiempo(5), ligado a la cuestión de lo común, pero alejándose en el caso de las practicas estéticas en la ciudad, a una estado de imposición o de ordenamientos planteados como lo hace el lenguaje visual oficial, aquí la política deviene de “...reconfigurar la división de lo sensible, en introducir sujetos y objetos nuevos... la de una política del arte que consiste en interrumpir las coordenadas normales de la experiencia sensorial...”(6), y retomando un poco las posibilidades de visibilidad que ofrece la ciudad, el arte que interviene en el contexto urbano, constituye dentro de lo que Ranciere llama la división de lo sensible, una especie de fisuras, interrupciones que genera ciertas proposiciones de juego en el espacio, entre la visibilidad y la invisibilidad, lo cual deriva en la autonomía de la experiencia sensible que se propone en la ciudad, en la que emerge la posibilidad de emancipación, y que se establece mediante una acción política que involucra nuevos actores y nuevas prácticas, a través de la constitución de una esfera especifica con una determinada reconfiguración. 

Representa de alguna forma una ruptura con el mundo, mediante creaciones que prefiguran otro mundo, que podrían traducirse como pequeños espacios de resistencia, que a través del establecimiento de nuevas formas de visibilidad, emprenden redescubrimientos estético y ocupaciones de carácter político, que como señala Holmes(7), establece un paisaje de mentalidades, emergiendo así, un territorio de posibilidades que conlleva el cambio del mapa social, aquí Holmes se refiere puntualmente a las prácticas artísticas activistas, me atrevería a pensar el arte urbano como una práctica activista, por la apertura y expansión de territorios que produce, de carácter afectivista en el que se elaboran, construye y modulan nuevas configuraciones, en el que intervienen códigos culturales. 

Ya planteados algunos puntos que me parecen iluminadores para aclarar un poco el asunto, a partir de ciertas nociones que he tanteado en vinculación al espacio urbano, tales como la de visibilidad e invisibilidad, lo instituido y lo instituyente, actualidad y transición, pasare a revisar ciertos planteamientos que pienso podrían servir como una especie de instrumentos conceptuales, con el fin de comprender el rol que juega el espacio urbano, las alternativas de acción que este ofrece y la estimación de los posibles agentes que favorecen o dificultan las acciones u operaciones en relación a la articulación espacio- temporal, en busca de precisar algunas claves o vías fértiles, para entrar en el juego de posibilidades que ofrece el tablero de operaciones que constituye la ciudad, desde una práctica artística, como el arte urbano. 

(1)Mela Antonio, “ciudad, comunicación y formas de racionalidad”, 
artículo publicado en la revista Dialogo N# 23
(www.dialogosfelafacs.net/dialogos_epca/.../23-02antoniomela.pdf) 
(2)Carrillo Jesús, Espacialidad y arte público, de Modos de hacer, esfera pública y acción directa. 
Ediciones Universidad de Salamanca. I edición, enero 2001. Salamanca – España 
(3)García Canclini Néstor, Imaginarios Urbanos, Euseba Editorial de Buenos Aires, 1999
(4)Mela Antonio, “ciudad, comunicación y formas de racionalidad”, artículo publicado en la revista Dialogo N# 23 (www.dialogosfelafacs.net/dialogos_epca/.../23-02antoniomela.pdf) 
(5)Ranciere Jacques, Sobre políticas estéticas, Museo D’Art Contemporani de Barcelona.
 Servei de Publicacions de la Universitat Autònoma de Barcelona. Barcelona, Bellaterra (Cerdanyola de Vallès), 2005. 
(6)Ibíd. 
(7)Holmes Brian, Manifiesto afectivista 
(www.des-bordes.net/desbordes/pdf01/brian%20holmes.pdf)